lunes, 18 de mayo de 2009

Y al séptimo día...


Me he marchado a la playa tres días, ¡sólo tres! y la que vuelve es otra. Parece que han sido tres meses...

Lo que pueden hacer el mar, largos paseos, dormir bien, leer muy poco y estar con la familia...

No vale la pena pasar la vida corriendo, para llegar a ningún sitio. El descanso es una obligación como el trabajo. De hecho, es lo que hace posible el trabajo (y viceversa, si no se trabaja no hay nada de que descansar).

Doy gracias a Dios, que ha creado este mundo maravilloso, y sobre todo hoy, le doy gracias por el mar, ¡vaya invento! sólo podía ser Suyo.

Y gracias a los padres, que nos han cuidado como a las niñas que todavía somos para ellos... y a mi mana que me ha acompañado (de hecho, ella propuso el plan)...

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