viernes, 31 de julio de 2009

Vacaciones, al fin

"Agosto" es una palabra en la que nunca me había detenido, ahora que lo hago compruebo que comparte cinco de sus seis letras con "agotamiento", que es la palabra que mejor define el estado en que me encuentro. Estado agravado -supongo- por la certeza de la inminencia de las vacaciones: seguro que si tuviera que seguir al pie del cañón, seguiría, porque no somos conscientes de la capacidad de esfuerzo inherente a la naturaleza humana, o como le gustaba repetir -al hilo de cuestiones bastante más dramáticas que ésta del cansancio- a mi abuela paterna, que tuvo una existencia bastante complicada: "que Dios no nos mande todo lo que podemos soportar".

Se entiende de este párrafo que esta es una entrada de despedida (qué paradoja), porque en este mes de agosto voy a desaparecer del ciberespacio. Ojo, que desaparezco avisándolo, y con una dignidad en la que no confiaba cuando abrí este blog: lo he mantenido tres meses, con once entradas por mes, lo que hace un total de 33 entradas, número redondo. Es feo estar demasiado orgullosa de una misma, pero los números cantan...

Mis planes para este mes son sencillos: rezar, estar con los que quiero (redundante a lo anterior), leer, llenarme de belleza los ojos y no hacer planes.

Que Dios bendiga a todos y cada uno de los visitantes de este mi huerto. ¡¡¡Hasta la vuelta!!!

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