martes, 7 de diciembre de 2010

El afán de un día es suficiente para el hombre

Justamente ayer hablaba con un buen amigo y me lo recordaba: "Se nos ha enseñado a pedir el pan de cada día... no podemos preocuparnos hoy por el pan de mañana."

Con más contundencia acabo de léerselo a Benedicto XVI, en respuesta a una de las incisivas preguntas de Peter Seewald del libro Luz del mundo (que recomiendo encarecidamente, por cierto) acerca de lo sorprendente de su elección, que él no deseaba:

"Ver lo increíble hecho realidad fue realmente un shock. (...) intenté mantener la serenidad, confiando plenamente en que, ahora, Él me iba a conducir. Tendría que familiarizarme lentamente con lo que puedo hacer, y me limitaría siempre al siguiente paso. Justamente considero muy importante para mi vida entera esa frase del Señor: no os preocupéis por el mañana, cada día tiene su propio afán. El afán de un día es suficiente para el hombre; más no puede soportar. Por eso procuro concentrarme en solventar el afán del día de hoy y dejar lo otro al día de mañana."

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