lunes, 26 de septiembre de 2011

La misión del jefe...

Es, sobre todo, mantener la serenidad en la oficina.
Buscar la solución en lugar de los culpables (después, serenamente, será la hora de depurar responsabilidades... para que no vuelva a ocurrir el desaguisado, no para desprestigiar a nadie).
Marcar las prioridades para que el aluvión de trabajo no agobie.
Poner un dique entre las solicitudes "urgentes" y la cotidianeidad laboral de su gente, que necesita de paz para ir sacando trabajo, una cosa detrás de otra.
Dar la cara... y que sea una cara amable.

Si el jefe no está entrenado en vivir cada momento con paz y alegría, la vida en su oficina será un infierno.

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